La guitarra, de caja de resonancia de fondo plano y sinuoso perfil curvo de ocho y de seis cuerdas que se toca de manera pulsante, es universalmente denominada y conocida como guitarra española, en cualquier idioma. Y nadie pone en duda su origen español, y casi todos coinciden que a partir de un desarrollo de la vihuela española en la edad media y el renacimiento. Dicha vihuela tiene el perfil de ocho de la guitarra, tiene seis cuerdas dobles, se tañe de forma pulsante (no con arco o púa) y el fondo puede ser plano o curvo.
No se ponen sin embargo de acuerdo de donde procede dicha vihuela. Aunque hay dos grandes corrientes, los que defienden que es de origen grecolatino y los que defienden que es de origen árabe.
Los primeros afirman que es una evolución de la citara o Kithara griega (y que el nombre provendría por una evolución de dicho término), instrumento de cuerda pulsada sin mástil introducido durante la romanización en la península ibérica. Y al que los españoles, tan aficionados a poner palos a las cosas, le habrían añadido un mástil. Suena muy bien; no el instrumento, sino la deriva etimológica del nombre; pero es la teoría menos seguida o apoyada por los musicólogos.
Los que defienden el origen árabe, indican que se originó a partir del laúd introducido en España por los árabes en el siglo VII, también de cuerda pulsada de cinco o seis cuerdas dobles, pero de fondo curvo. Y probablemente esta sea la teoría correcta sobre el origen de la guitarra. Por supuesto es una invención sin patentar, dado los tempranos siglos en que se desarrolló o creó el instrumento musical.
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