Entre los inventos españoles más desconocidos e incluso podríamos decir que insólitos, tenemos el de la calculadora digital, el cigarrillo o la jeringuilla desechable.
En lo referente a la calculadora, hay quien se remonta al ábaco de los romanos para referirse a ella como invención, pero siempre se ha establecido que fue Blaise Pascal en 1642 quien inventó la primera calculadora mecánica, que funcionaba con engranajes y ruedas. Como curiosidad primero la llamó «máquina de aritmética», para posteriormente denominarla «rueda pascalina» y terminar con el famoso nombre de «pascalina».
Pero fue el mencionado anteriormente (en otro capítulo de esta serie) Torres Quevedo el primero en crear la calculadora digital entre 1895 y 1914 aproximadamente. Entendiendo por digital no el concepto informático actual de código binario (en ese sentido es una calculadora analógica y mecánica, no eléctrica o electrónica), sino el más genérico de mostrar resultados mediante dígitos discretos, con un tambor o disco graduado que gira logarítmicamente calculado sobre su eje para dar el resultado requerido.
Pero era capaz de resolver ecuaciones de segundo grado y cálculos muy complejos. La presentó en varias academias, facultades e institutos nacionales e internacionales, pero no consta que la patentara, quizás porque no le viera rentabilidad comercial, más allá de los institutos, academias o facultades de matemáticas o similares.
Ha caído en el olvido, pero como titular llamativo siendo como somos españoles, no tiene precio: «Un español inventó la calculadora digital», deja a cualquiera boquiabierto, aunque como ya hemos explicado, por digital no se entiende lo que nos hace que sea tan llamativo dicho titular en la actualidad.
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