Ilustración 1: Maqueta del «Garcibuzo».

A continuación aparecen dos españoles contemporáneos de Isaac Peral que le discuten la preeminencia. Por orden cronológico el primero de ellos es Cosme García un riojano autodidacta sin estudios, hijo de un carpintero como Jesucristo, que sin embargo patentó seis inventos. Entre ellos el submarino, que la posteridad guasona ha dado en llamar el ‘Garcibuzo’. García construyó dos submarinos. El primero, pequeño e impulsado por remos, fue un prototipo que probó en el puerto de Barcelona en 1858 como toma de contacto. El experimento dio paso a otro más grande, de unos seis metros de largo, que sumergió en Alicante; el ‘Garcibuzo’ que hoy conocemos. El modelo definitivo que habría cerrado la trilogía nunca llegó a ver la luz.

Ilustración 2: Cosme García.

El ‘Garcibuzo’ fue patentado el 9 de julio de 1859 y los ensayos iniciales tuvieron lugar ese mismo verano. La prueba oficial, en la que el inventor se sumergió con su hijo durante tres cuartos de hora, fue un 4 de agosto de 1860. García ofreció la nave a la reina Isabel II, pero no obtuvo apoyo oficial con la excusa de los grandes gastos de la Guerra de África.

El ‘Garcibuzo’ era metálico, y muy sencillo, impulsado a hélice, contaba con timones de buceo a proa, aberturas acristaladas y brazos concebidos para rescatar restos hundidos.  Su principal limitación era la necesidad de brazos humanos que movieran la hélice.

El submarino de García es anterior al ‘Ictíneo I’ de Monturiol, aunque por poco; la prueba oficial en la que el catalán mostró su ingenio de madera (también en el puerto de Alicante) data de mayo de 1861.

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