Parece ser, que en lo relativo a patentes, lo nuestro, lo de los españoles; es ponerle palos a las cosas. Ya es de todos conocidos que son inventos españoles el ponerle un palo a los trapos de fregar suelos, el ponerle un palo a un caramelo o el ponerle un palo a futbolistas de madera. Efectivamente, españoles inventaron, y en su caso patentaron, la fregona, el chupa chups y el futbolín.

Ilustración 1: Fregona, o lampazo, o mopa, o mocho o friegasuelos.

La fregona; también llamada lampazo, o mocho, o friegasuelos, o mopa; u otros cientos de nombres que tiene el utensilio doméstico al que nos referimos. Fue inventada por Manuel Jalón, ingeniero riojano y oficial del Ejército del Aire, allá por el 1.956. En concreto la primera fregona se usó en la ciudad de Zaragoza en dicho año. Aunque el nombre de fregona se debe a  Enrique Falcón Morellón, que fue el primero en utilizarlo al realizar un pedido al año siguiente. Sin embargo hasta 1.964 no patentó en España Manuel Jalón el modelo actual de fregona con escurridor troncocónico incluido en el cubo (previamente se escurrían mediante rodillos) y en 1.968 en Estados Unidos.

Ilustración 2: Manuel Jalón.

Aunque está reconocido, incluso legalmente con sentencia judicial del juzgado de lo mercantil de Zaragoza, incluso con pleitos ganados por Manuel Jalón a descendientes de un  empleado suyo (Emilio Bellvis) que se atribuían el invento y que también zanjó dicha sentencia de la audiencia de Zaragoza; hay mucha controversia sobre esta invención, como ocurre con todas las buenas patentes. Hay quien afirma que ya se inventó, ni más ni menos que en el siglo XV, donde ya habría referencias escritas sobre un utensilio similar en los barcos de varias armadas. También hay quien esgrime otras patentes anteriores de norteamericanos e ingleses de artilugios similares; por cierto de 1.953 incluso hay patentes españolas de dos mujeres de Avilés con un artefacto asimilable a la fregona. Los más bizarros afirman que Manuel Jalón en su viaje a USA, para estudiar el mantenimiento de los primeros motores de los aviones a reacción, observó dicho artefacto en los cuarteles norteamericanos donde era común y simplemente lo actualizó y patentó a su regreso a España.

Sin embargo, sin entrar a discutir todo esto (en las patentes todo es siempre discutible, lo cual las hace muy interesantes y divertidas), fue a partir de su diseño y de su patente que la fregona se popularizó en todo el mundo. Y también es cierto que las rodillas de cientos de generaciones anteriores, que fregaron los suelos con gamuzas arrodilladas sobre los mismos, seguramente hubieran agradecido que una supuesta burda copia, como afirman algunos autores resentidos, las liberara de esa inhumana esclavitud.

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