El tercer ejemplo casi se comenta por sí mismo, pero no se trata de una patente, sino de un modelo de utilidad.
Y como ejemplo curioso de Modelo de Utilidad patrio tenemos el modelo español de utilidad n.º 293950 a favor de un botijo con caja de música incorporada, concedido en 1987 a la sociedad anónima bilbaína Compañía Internacional de Promociones y Patentes.
Y la descripción que hacen de este modelo de utilidad al registrarlo es la siguiente: «Consiste este modelo en un botijo que presenta la característica de disponer inferiormente de un alojamiento para una caja de música, formado entre una pestaña anular proyectada sin solución de continuidad desde la propia base, tipo troncocónico, de manera que este alojamiento resulta de tipo cilíndrico de poca altura y es accesible desde el costado, fijándose en él la caja de música mediante un tornillo, con lo cual, actúa la misma sin más que elevar el botijo, por la presencia de un apéndice que sobresale hacia abajo y que se expande al levantarlo y se retrae al apoyarlo». ¡Y olé!, además de música deberían ponerle al botijo un diccionario de gramática española, para puntuar correctamente un texto, y que el lector no muera por hipoxia ante tanta coma y ningún punto.
Cargando las tintas para que quede claro, un botijo con dispositivo musical que se activa al inclinarse no es patentable, pues los botijos ya existen con anterioridad (al igual que los dispositivos que reproducen música al inclinarse), pero en este caso se le da una nueva utilidad al añadirle al botijo un dispositivo; el oír música. Y si fue aceptado como diseño de utilidad en la oficina de patentes española.
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