Una ocurrencia fenomenal fue la de los «Guantes para enamorados» de King Terence David, en el año de 1990 (N.º Patente GB 2221607). Para parejas de enamorados que durante el invierno quieren ir de la mano y seguir sintiendo la piel de su amado. Y estar así eternamente entrelazados.
Consistía en dos guantes unidos entre sí, pero que dejaban zonas interdigitales abiertas interiormente entre ambas manos para que las pieles permanecieran en contacto.
Se acabaron los sabañones debidos a las flechas de Cupido. También se aseguró de registrar la versión equivalente para los mitones, no fuera a ser que tan maravillosa idea fuera copiada y simplemente por cortar las puntas de los dedos fuera a perder los royalties correspondientes. A fin de cuentas, lo importante era tener las palmas de las manos unidas. Está visto que el amor todo lo puede, ya que según comentan las malas lenguas fue en plena efervescencia de enamorado cuando tuvo su magnífica idea.
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