Y vamos con el quinto de los demenciales inventos patentados en el siglo XXI, y será el último.
Un artilugio para controlar cómo influye la publicidad en las personas. Un sistema patentado por Google para estudiar cómo nos afecta la publicidad y cómo le hacemos caso.
Se trata de una especie de gafas -que bien podrían ser las Google Glasses- que monitorizan nuestra mirada para saber en qué anuncios nos fijamos, cuáles nos llaman más la atención y cuáles pasan desapercibidos a nuestros ojos. Pero no solo eso, sino que también monitorizan la dilatación de nuestras pupilas para medir y almacenar las respuestas emocionales que producen los anuncios. Ya no podremos mentir sobre si nos ha emocionado o no ese anuncio tan chorra de la tele.
Está visto que las grandes empresas tecnológicas quieren quedarse con el monopolio de la mentira, ser ellas las únicas que puedan mentir descaradamente. A mí esta obsesión sobre la mentira del usuario, no me parece más que una proyección psicológica de las grandes corporaciones sobre su modus operandi. Tanto nos deben mentir y tanto nos deben engañar, que piensan que toda la humanidad es como ellos.
Parece ser que los mentirosos tienen la tecnología en contra, que se patenta para exterminar su nefando vicio. Por otra parte, los memos están de suerte, las grandes empresas están intentando mediante sus patentes diseñar un universo a su medida.
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