Hay algunos inventos que, aunque no se recuerde a su creador, son reconocidas universalmente como indispensables. Así, de pronto, uno recuerda, como grandes conquistas del lejano pasado, el control del fuego, la invención de la cama y… la rueda. Sí, ese invento redondo que pierde sus orígenes en la noche de los tiempos.
En la actualidad, según las últimas teorías al respecto, se estima que la rueda fue inventada en el V milenio a. C. en Mesopotamia, hacia el 4500 a. C, durante el período de El Obeid (una etapa protohistórica del desarrollo de Mesopotamia que va aproximadamente del 6500 al 3750 a. C.), con la función de rueda de alfarero. Sin embargo, según la teoría más clásica y aceptada hasta ahora por la mayoría de los historiadores, y considerando un famoso pictograma de Sumeria (Irak), el invento de la rueda tiene como fecha el año 3500 antes de Cristo, en Sumer (Mesopotamia).
Pero mira por donde en mayo de 2021 y en la oficina de Patentes de Australia, se patentó por primera vez la rueda, bajo la descripción del invento como «mecanismo circular para la facilitación del transporte». Aunque la patente inicialmente se aceptó, a los pocos días se invalidó, cuando se hizo pública tal majadería para escarnio y oprobio de la oficina de patentes. Según la Oficina de patentes de Australia, se invalidó, por que contenía “una declaración falsa” en los impresos, ya que “quien la solicita debe declarar que fue el inventor».
Fue John Keogh, abogado residente en Melbourne el responsable de tan inaudito hecho. No encontró mejor medio de demostrar las debilidades del nuevo sistema de patentes que en esas fechas estableció el Gobierno de su país que patentar la rueda, uno de los inventos más antiguos de la historia de la Humanidad.
Keogh se presentó en la oficina de patentes con su «mecanismo circular para la facilitación del transporte», pocos días después de que se pusiera en marcha, en el mes de mayo de 2021, el nuevo sistema de patentes.
Según el nuevo sistema, el Gobierno australiano ya no exige el peritaje de un experto para que se pueda presentar una patente, con el argumento de que su concurso resultaba excesivamente caro. Según Keogh, bajo estas condiciones cualquier persona puede registrar cualquier cosa.
Según el abogado de Melbourne «Podría solicitarse a la oficina de patentes que registrase cualquier cosa», ya que «todo lo que hace es poner el sello», explicó. En todo caso, Keogh añadió que, de momento, no tiene previsto patentar otros inventos igual de ‘innovadores’, como la rotación de cultivos.
La conclusión es doble, que está visto que cuando los políticos cogen las tijeras de podar para hacer recortes a troche y moche se ciegan cual mulos tordos con anteojeras y no conocen ni a su padre. Y la segunda que a los políticos no hay nada que les ponga más que cobrarnos dineros a los ciudadanos por entregarnos un papel inútil pero oficial con un sello estampado en él.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!