En 1994 el británico Doughney Edward Thomas Patrick con el número de patente GB 2272154 tuvo a bien inventar un artilugio para el bienestar de nuestras inseparables amigas de ocho patas, las arañas. Ni más ni menos que una escalera para arañas. Dejemos hablar al interfecto tal y como se expresó en la propia patente:
“Una escalera de araña consta de una delgada tira de goma de látex flexible y una ventosa, la tira está diseñada para seguir los contornos internos de un baño. La ventosa permite colocar la tira sobre o cerca del borde superior de un baño. En uso, la ventosa se coloca sobre o cerca del borde superior de un baño y se permite que la tira caiga por gravedad hacia abajo por los contornos internos del baño. Las arañas atrapadas que buscan una ruta de escape escalarán la escalera de araña por medio de los escalones interior y exterior respectivamente”.
De todos es sabido que las protectoras de animales en Gran Bretaña tienen una solera y una implantación digna de envidia, ya la quisiéramos nosotros aquí en España. Pero o se ha llevado la protección de animales hasta cotas realmente surrealistas, y sin nosotros saberlo los británicos se han convertido en masa a la fe de los parsis (que barren delante de ellos según caminan para evitar matar con sus pisadas a cualquier hormiga o insecto que se cruce delante de ellos) o el insigne señor Doughney es un fan irredento de Spiderman “cum laude”.
Cerramos este capítulo con otra de las invenciones propias no sabes muy bien si de la flema británica o del humor británico. El esclarecido de Arthur Paul Pedrick, en 1976, registró un extraño sistema para extinguir incendios en rascacielos mediante cortinas que se desplegarían desde la azotea hasta el suelo, cubriendo por completo el edificio, de forma que impedirían la entrada de oxígeno y ahogarían el fuego. Los ocupantes del edificio deberían refugiarse en una serie de habitaciones que coincidirían con unas aberturas en las cortinas a través de las que recibirían el aire necesario para respirar.
De haberse llevado a la práctica, la película “El coloso en llamas”, estrenada dos años antes, probablemente habría sido totalmente diferente (quien sabe si la visión de la película no inspiraría al inventor).
Se sabe muy poco sobre Pedrick. Trabajó durante muchos años como examinador de patentes en la Oficina de Patentes del Reino Unido, pero solo después de su jubilación comenzó a presentar solicitudes de patentes para sus invenciones. La Oficina de Patentes tiene restricciones estrictas sobre dispositivos improbables, pero la familiaridad de Pedrick con el proceso le permitió cumplir con los requisitos y obtener la aprobación de sus solicitudes.
Durante este período residió en Selsey , Sussex, Inglaterra, según sus patentes. A veces, su residencia se enumeraría además como «Laboratorios de investigación fotoeléctrica de un solo hombre», o «Laboratorios de investigación de fusión nuclear de un tanque de ideas de un solo hombre», y así sucesivamente. Estos laboratorios estaban atendidos por él mismo y un gato de color jengibre, a veces denominado «Ginger», aunque no está claro si ese era realmente su nombre. Ginger fue de gran ayuda para Pedrick en el desarrollo de sus inventos.
En una patente suya y hablando sin venir mucho a cuento sobre armas termonucleares escribió sobre su portentoso gato: «Como me señaló Ginger, toda la desafortunada situación podría haberse evitado si Albert Einstein no hubiera ‘garabateado’ su ecuación E = mc 2, en la Oficina de Patentes de Suiza alrededor de 1905, en lugar de continuar haciendo el trabajo por el que le pagaban». Hay cierto tufillo a prurito profesional, quizás un desahogo hacia un compañero un tanto zángano en su oficina de patentes o simplemente pensamientos corporativistas a vuelapluma entre dos grandes genios que trabajaron en oficinas de patentes.
Esta patente de “Extinción de incendios en edificios de gran altura”, como él la llamó no es la única que le aprobaron, también está la del trasvase de agua dulce a lo largo de tuberías desde la Antártida para irrigar el interior seco de Australia, de la que ya hablamos en su momento en este blog y no puedo resistirme en mencionar su puerta para gatos cromáticamente selectiva.
Muchos de los inventos de Pedrick están relacionados con su gato, Ginger. Su mayor logro a este respecto fue una patente titulada «Detector de radiación de contrafase de fotones para uso en el control cromáticamente selectivo de gateras y bomba de mantenimiento de la paz orbital terrestre de 1000 megatones». Ya solo el título de la patente promete, mezclar gateras y bombas de megatones en una sola patente ya es sublime; pero conseguir encima que te aprueben la patente ya es seráfico. Imaginamos que en esta patente es donde cascó el supuesto discurso de su gato sobre Einstein.
La idea era detectar la diferencia en el color del pelaje entre un gato pelirrojo y un gato negro. Se le ocurrió esta idea porque un gato negro llamado «Blackie» de la puerta de al lado intentaba robar la comida de su propio gato. Sin embargo, con el nuevo diseño de gatera de Pedrick, si Blackie intentaba usar la gatera, no se le permitiría entrar. Ginger quedó impresionado con la idea y sugirió además que el concepto podría aplicarse como disuasión nuclear. La preocupación de Ginger por la Guerra Fría y los arsenales nucleares que amenazan al mundo fue un motivador habitual de los inventos de Pedrick.
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