Tenemos claro que la pandemia es un asunto urgente por ser un problema de salud pública mundial. Pero en el caso de que se liberaran las patentes ¿Empezarían los litigios con las empresas? De ser así, tiene pinta de que la solución sería más bien a largo plazo y señalar que, aunque se liberasen las patentes, legalmente las farmacéuticas no tendrían que ceder todo su conocimiento secreto de la fabricación y cooperar con el país en desarrollo para que produjeran la vacuna; entonces, ¿De qué serviría liberar una patente? Si luego no se puede garantizar la calidad, seguridad y eficacia, e incluso podría haber falsificaciones. ¡Es la salud la que está en juego!
A la hora de sopesar cuál va a ser la solución, tendrían que considerar un punto espinoso, es decir, cómo se ha financiado la investigación y el desarrollo de algunas vacunas contra la COVID-19. La industria farmacéutica argumenta que una de las finalidades de la patente es recuperar las fuertes inversiones, sin embargo, hay que tener presente la importante contribución de los científicos de instituciones públicas (universidades y centros públicos) en el rápido desarrollo de las vacunas y que fue financiado con dinero público. Podemos verlo en los siguientes ejemplos: la fórmula para crear moléculas de ARN mensajero estable lo lograron Katalin Karikó y Drew Weissman en la Universidad de Pensilvania. La proteína del coronavirus en la que se basan la mayoría de las vacunas lo desarrolló Janson McLellan en un laboratorio público de los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. Las nanopartículas que usan Pfizer y Moderna salieron de laboratorios financiados con dinero público, ente ellos el de Norbert Pardi, en la Universidad de Pensilvania; no obstante, fueron las compañías farmacéuticas quienes perfeccionaron la técnica de producción y pusieron sus infraestructuras para fabricar miles de millones de dosis.
El debate de sí los derechos de propiedad industrial son o no un impedimento para acceder a medicamentos, vacunas y tecnología no es nuevo, es un tema complejo. En el caso de las vacunas no se está hablando de unas cuantas patentes, sino de familias enteras de patentes y su suspensión supondría un proceso de negociación muy largo. Según Mario Gaviria (químico de la Universidad de Míchigan) “el equipo ha detectado al menos 89 patentes que hay detrás de las vacunas de ARN, con una maraña de patentes compartidas entre grandes empresas como BioNTech, Moderna, Acuitas -que produce las nanopartículas de grasa- incluso Tesla, la compañía de Elon Musk, que comparte con Curevac una para crear fábricas de ARN móviles. Pero es difícil determinar si estas patentes son sobre la producción de vacunas de ARN mensajero, porque los documentos oficiales lo ocultan deliberadamente. Así que no sabemos el impacto real que tendría la suspensión de patentes”.
Recordemos que la liberalización de patentes no solo sería para las patentes de vacunas sino también del equipamiento médico y de los tratamientos, entonces ¿Cuántas patentes aproximadamente hay relacionadas con la COVID-19? La búsqueda en Espacenet nos muestra 9.942 resultados encontrados.
https://worldwide.espacenet.com/patent/search/family/056406501/publication/US2021086005A1?q=COVID-19
Por ejemplo, está la patente US2021086005A1 FACEMASK HAVING INTEGRATED MODULES (MÁSCARA CON MÓDULOS INTEGRADOS).
Una máscara incluye módulos de actuación integrados que tienen sensores y otros mecanismos. La mascarilla tiene uno o más enchufes en los que se pueden insertar varios módulos. La máscara facial en sí o los módulos pueden incluir filtros de aire y válvulas de retención para regular el flujo de aire a lo largo de los diversos módulos o a través de ellos. Los módulos pueden detectar diversas sustancias en el aire ambiente o en el aire exhalado por el usuario. La mascarilla también incluye módulos para medir el esfuerzo pulmonar y / o cardiovascular, la capacidad pulmonar y otras métricas fisiológicas. Otros módulos pueden proporcionar al usuario suplementos, vitaminas u otras sustancias como el humo del tabaco o el vapor de los vaporizadores. Los módulos pueden incluir microcontroladores en comunicación inalámbrica con aplicaciones de software en dispositivos electrónicos de modo que la máscara también pueda servir como teléfono celular.
También podemos consultar en PubChem, es una base de datos de moléculas y un sistema operado y mantenido por el National Center for Biotechnology Information (NCBI), parte de la National Library of Medicine y a su vez de los National Institutes of Health estadounidenses y es gratuita.
https://pubchem.ncbi.nlm.nih.gov/#query=covid-19&tab=patent
Otro ejemplo es la patente: US-10888283-B1 COVID-19 SYMPTOMS ALERT MACHINE (CSAM) SCANNERS
En este documento se describe un escáner o aparato de máquina de alerta de síntomas COVID-19 (CSAM). Este aparato emplea tecnología de Inteligencia Artificial (IA) en combinación con la última tecnología de dispositivos móviles (es decir, teléfono inteligente / reloj inteligente) para ayudar a localizar rápidamente a las personas que tienen síntomas de COVID-19 en cualquier lugar y en cualquier momento, aislarlos y manejarlos profesionalmente. No permitir que el virus SARS-CoV-2 se propague. CSAM mide automáticamente la temperatura corporal y evalúa afecciones pulmonares como fibrosis pulmonar y líneas B (para personas asintomáticas) y otra información vital de salud actual (CHVI), proporcionada por el participante, como fiebre, dolor de garganta, dolor de cabeza y dolor corporal para generar una señal de alerta cuando los síntomas de COVID-19 sean significativos y enviarla a un centro de control de COVID-19. El participante alertado debe ir inmediatamente al centro de control de COVID-19 o ser recogido por un vehículo especial de emergencia COVID-19 para su aislamiento y evaluación y pruebas adicionales. Si la prueba resulta ser COVID-19 positiva, el participante será puesto en cuarentena y será tratado adecuadamente de acuerdo con el protocolo COVID-19 hasta que obtenga una prueba COVID-19 negativa.
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