Si tan importante es alcanzar la ansiada “inmunidad de grupo” entonces tendremos que saber los motivos por los que hoy en día no se ha conseguido: Por una parte, está la insuficiente producción de dosis de vacunas por las empresas farmacéuticas para proveer a todo el mundo. Hay que tener presente, que aproximadamente somos unos 7.840 millones de personas en el mundo y algunas de las vacunas consta de 2 dosis para conseguir su mayor efectividad, por ello, se estimaba que aproximadamente con 11.000 millones de dosis sería suficiente para llegar al 70% de la población mundial; no obstante, no hay suficientes compañías en el mundo que puedan fabricar vacunas debido a su complejo proceso, dado que se requiere, tanto personal con conocimientos específicos y experiencia, como empresas con gran capacidad productiva, con tecnología puntera y especialización en los procesos de fabricación y conservación. Para que nos hagamos una idea, algunas de estas vacunas precisan más de 250 componentes distintos que se fabrican en más de 50 instalaciones diferentes de más de 25 países; por eso, aunque existen muchas empresas que colaboran en algunas fases del proceso de fabricación se necesita de una transferencia de tecnología del desarrollador para garantizar la calidad, eficacia y seguridad de las vacunas producidas.
Y, por otra parte, la accesibilidad y distribución de las dosis es de forma desigual, es decir, más dosis para los países con rentas altas(acaparan más de las que necesitan) y menos para los de renta media-baja; sin ignorar que muchos de estos países no tienen ni la capacidad económica ni la logística para lograr una inmunización rápida y eficiente. La desigualdad se refleja en el siguiente gráfico, los países ricos adquirieron el 56% del total de las dosis que se pusieron en un principio a la venta.
Los países de rentas altas piensan de manera egoísta que si consiguen la inmunidad de grupo de manera individual habrán solucionado el problema, pero muy lejos de la realidad, los contagios se pueden producir en los países de renta media y baja, y, el virus seguirá transmitiéndose a otros países del mundo ¡Sin tener en cuenta ni su renta ni su frontera!, mutando con cepas nuevas y, en consecuencia, creando la inseguridad de sí las vacunas que ya tenemos tendrán la misma eficiencia para prevenir los contagios. Respecto a ello, según la OMS se debería tener en cuenta que “las mutaciones están asociadas con el aumento de la transmisibilidad o cambio perjudicial en la epidemiología del COVID-19, aumento de la virulencia o cambio en la presentación clínica de la enfermedad; o disminución de la efectividad de las medidas sociales y de salud pública o de los diagnósticos disponibles, vacunas, terapéutica”.
Cabe destacar que hasta ahora se han dado diferentes variantes del SARSCoV-2, clasificándose en dos grupos: Por un lado, está la “variante preocupante (VOC por sus siglas en inglés)”, entre ellas se encuentran: la británica (B.1.1.7) denominada por la OMS como Alpha; la sudafricana (B.1351) o Beta; la brasileña (P.1) o Gamma; la india (B.1.671.2) o Delta. Y, por otro lado, está la “variante de interés (VOI por sus siglas en inglés)” como la andina (C.37) denominada Lambda. Y añadimos la última que estamos viviendo desde el 24 de diciembre de 2021, la “variante preocupante” de Sudáfrica (B.1.1.529) denominada ómicron.
Habría que hacer una reflexión en vista de que estamos sufriendo la sexta ola, ¿Cómo puede ser que haya tanta diferencia en los ritmos de vacunación? Tomamos como ejemplo, los países ricos están promoviendo la vacunación de refuerzo e incluso Israel ha iniciado un ensayo de la cuarta dosis(refuerzo) de la vacuna a las personas mayores de 60 años, al personal sanitario y a los denominados “grupo de riesgo”; y, por el contrario, en los países con una renta entre media y baja, siguen con porcentajes muy bajos de vacunación, por ejemplo, África apenas ha podido vacunar al 14,7% de la población (según las cifras de los países que aportan datos) y a finales de noviembre 2021, tan solo cinco países dentro del grupo de renta media-baja han conseguido vacunar a más de la mitad de su población: Marruecos, El Salvador, Sri Lanka, Mongolia y Camboya. Según la OMS “es probable que los programas de refuerzo generalizados prolonguen la pandemia, en vez de ponerle fin”. Y otro factor significativo en este asunto, es cómo vamos a llegar a la inmunidad de grupo si hay personas que pueden vacunarse, pero no quieren vacunarse por diferentes motivos (consideran que pueden tener riesgos para su salud, tienen dudas sobre su eficacia, etc.) o se relajan ante las medidas del COVID-19.
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