El origen etimológico de la palabra eslavo se discute, algunos autores lo derivan de la palabra “gloria o fama” (del término eslavo “slava”) o de la palabra “conversación o palabra” (del término eslavo “slovo”), aunque existen muchas más versiones posibles.
Las lenguas eslavas son un conjunto de lenguas pertenecientes a la familia lingüística indoeuropea. Se hablan en gran parte de Europa central, los Balcanes, Europa oriental y el norte de Asia. En la escritura se usan los alfabetos cirílico y latino (o incluso ambos a la vez, como en la lengua serbocroata que en Croacia y Bosnia-Herzegovina se escribe en alfabeto latino y en Serbia y Montenegro en alfabeto cirílico).
El núcleo de los pueblos eslavos hasta el siglo VI se encontraba al norte de los Cárpatos (sistema montañoso de Europa oriental que forma un gran arco de 1500 km de longitud y unos 150 km de anchura media, a lo largo de las fronteras de Austria, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Ucrania, Rumania, Bulgaria, Serbia y norte de Hungría). Los historiadores romanos Plinio el Viejo y Tácito los denominan vénetos (situándolos alrededor del rio Vístula en Polonia, en el territorio de los escitas y sármatas).
Durante la alta edad media, tras la caída del imperio romano y la migración de los pueblos germánicos hacia el sur, se dispersaron por toda Europa del este, Europa central y los Balcanes. Y de esta dispersión en tres direcciones nacen los actuales grupos en los que se clasifican las lenguas eslavas (y también los grupos étnicos eslavos):
- Eslavos orientales: Migraron hacia Europa del este (ocuparon las llanuras de las actuales Ucrania, Bielorrusia y Rusia), por el norte hasta el lago de Ládoga, por el este hasta Moscú y por el oeste hasta las fronteras de los actuales estados bálticos. A este grupo pertenecen las leguas o idiomas ruso, bielorruso, ucraniano y el rusino (también llamado ruteno, que es una lengua minoritaria que se habla en una pequeña franja entre las fronteras sudoeste de Ucrania, noroeste de Eslovaquia, sureste de Polonia y noreste de Hungría).
- Eslavos occidentales: Se trasladaron hacia occidente y se instalaron en la zona que linda con el río Danubio al sur, el río Vístula al este, el río Elba y el mar Báltico al oeste y el actual límite con la frontera de Lituania al norte. Incluye las siguientes lenguas: eslovaco, checo, polaco, moravo (idioma de Moravia región en la actual república checa), casubio (idioma minoritario en regresión de la zona de Gdansk en Polonia) y el sorbio (lengua muy minoritaria hablada en pequeños núcleos del este de la actual Alemania).
- Eslavos meridionales: Que se establecieron en la zona de los Balcanes. A este grupo pertenecen los idiomas esloveno, serbio, croata, bosnio, montenegrino macedonio y búlgaro.
En cuanto al origen de esta familia lingüística se habla de un protoeslavo idioma común que hablarían todos los eslavos inicialmente, se cree que se originó a finales del segundo milenio antes de cristo o inicios del primer milenio antes de cristo y que se habló hasta el siglo VII de nuestra era.
Incluso algunos autores hablan de un proto-baltoeslavo previo al protoeslavo (un gran núcleo del que derivarían tanto las lenguas bálticas como las lenguas eslavas), aunque es bastante discutido.
La lengua eslava fue estandarizada en el siglo IX de nuestra era por Cirilo y Metodio, dos hermanos misioneros bizantinos designados para cristianizar a los eslavos, debido a su conocimiento de las lenguas eslavas, ya que eran de Salónica (región al norte de Grecia en contacto con dichas lenguas). En el año 862 tradujeron la Biblia al antiguo eslavo eclesiástico, en contra de las leyes de la Iglesia en aquella época. Tuvieron que codificar el eslavo que dominaban e inventar un nuevo alfabeto, el glagolítico (no el cirílico como se piensa tradicionalmente), inspirado en las letras minúsculas del alfabeto griego. La motivación para crear un nuevo alfabeto fue sobre todo la dificultad para expresar ciertos sonidos propios de las lenguas eslavas con los alfabetos latino o griego.
El eslavo eclesiástico todavía está en uso en la liturgia de algunos cristianos ortodoxos y católicos de rito oriental. El alfabeto glagolítico fue el original que creo Cirilo y posteriormente fueron sus alumnos del Primer Imperio Búlgaro en la década de 890, bajo el zar Simeón el Grande, los que desarrollaron el cirílico a partir de las letras griegas como una escritura más adecuada para los libros de la iglesia.
El primer libro conocido en antiguo eslavo eclesiástico es el “Acerca de las Epístolas” (año 893) del monje, erudito y escritor búlgaro Cernorizec Hrabar, quien trabajó en la Escuela literaria de Preslav a finales del siglo IX y principios del X.
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