Tampoco la higiene femenina se libra de los gadgets conectados a teléfonos inteligentes o smartphones.

Los primeros modelos comerciales de tampón aparecieron en el siglo xx, y el ejemplo más famoso es el tampón Tampax en 1933, primero con aplicador.

A fines de los años 70 y principios de los 80, marcas de tampones super absorbentes estuvieron vinculadas al síndrome de shock tóxico (SST), una enfermedad rara pero potencialmente mortal. El uso continuado por varias horas del producto, en conjunto con las fibras sintéticas con las que estaban fabricados, propiciaban la multiplicación de la bacteria staphylococcus aureus, responsable de aumentar la concentración de una toxina bacteriana en el cuerpo que podía ser letal. Tras el pico de más de 814 casos y 34 fallecimientos en 1980, se retiraron del mercado las versiones super absorbentes, se prohibió la fabricación con ciertos tejidos sintéticos y se estandarizó los niveles de absorción para todas las marcas.

Este tampón conectado a un móvil, que es el gadget al que nos referimos, recibe el nombre de My.Flow. Fue desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad de California en Berkeley, en EEUU. Crearon una startup y en 2016 hicieron la presentación comercial del producto.

Ilustración 1: El «My.Flow».

El denominado tampón inteligente funciona a través de un pequeño sensor que se engancha al hilo del tampón y que conectado vía Bluetooth con el móvil, habla con la ‘app’ instalada en el teléfono previamente. Calcula la capacidad de absorción del algodón higiénico y avisa a la portadora de cuándo ha llegado la hora de cambiarlo.

La mujer puede consultar en cualquier momento qué porcentaje del algodón está ya empapado y calcular el tiempo hasta la próxima visita al baño. El programa permite, igualmente, crear un histórico de menstruaciones, muy útil frente a la próxima cita ginecológica. Y los diseñadores advierten de que su producto puede incluso prevenir el temido shock tóxico.

Con un precio de salida inicial de unos 50 dólares (sólo el sensor, los tampones se compran aparte) empezó su comercialización.

Los paraguas tampoco se libran de convertirse en gadget conectados al teléfono móvil. En 2016 fue presentado el “Oombrella”, el paraguas inteligente que no se pierde y te avisa si va a llover.

El dispositivo es el nuevo producto en desarrollo de la “startup” francesa Wezzoo, una suerte de red social de meteorología lanzada en 2012 que ahora se atreve con el “hardware”. Hasta ahora, la plataforma recolectaba datos de diferentes sitios web para ofrecer información actualizada a tiempo real sobre la meteorología local, el tema de conversación por excelencia de los ascensores y un asunto que genera unos 3.000 tuits por minuto.

Ilustración 2:El “Oombrella”.

El paraguas, de corte clásico y colores psicodélicos, incorpora un instrumento en el mango que indica la temperatura, la presión atmosférica, la humedad o la luminosidad del ambiente.

“Hemos convertido el paraguas en una verdadera estación meteorológica”, explica a EFE el presidente de la compañía, Clement Guillot, quien subraya que lo que hace único a su aparato es que recibe información de la plataforma Wezzoo para informar al viandante de la posibilidad de lluvia en los próximos 15 minutos, de forma que mojarse por olvidarse el paraguas en casa ya no es excusa.

Tampoco lo será perder el paraguas en un bar y restaurante pues el aparato, conectado al teléfono móvil por “bluetooth”, envía un mensaje a su dueño cuando este se aleja más de 15 metros.

El aparato, presentado en la feria de tecnología CES de Las Vegas, algo así como el foro de Davos de los “geeks”, llegará a las tiendas con un precio de 79 euros.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta