Aunque ya había utensilios parecidos al tenedor en la Grecia clásica y el Imperio romano para trinchar, el tenedor apareció como tal hacia 1077. Llegó a Europa procedente de Constantinopla a principios del siglo XI de la mano de Teodora, hija del emperador de Bizancio Constantino X Ducas. Lo llevó a Venecia al contraer matrimonio con Domenico Selvo, dux de aquella república. Pero Teodora para sus contemporáneos era tachada, por esta y otras refinadas maneras orientales, como escandalosa y reprobable; y hasta San Pedro Damián amonestó desde el púlpito estas extravagancias, llegando a llamarlo “instrumentum diaboli”. Se especula que el tenedor primitivo, de un solo diente, fue inventado por Erick Pries por el año 1070 en Constantinopla.

Mas tarde fue en Francia donde se hizo realmente popular, en el siglo XVI, gracias a Catalina de Médici que lo introdujo en la corte francesa al casarse con el rey Enrique II. Como curiosidad cabe añadir que además de usar el tenedor para comer, Catalina lo usó para rascarse la espalda. La fama de cursi que tenía este utensilio de mesa lo hizo quedar en un segundo plano frente a comer con las manos hasta el siglo XVIII.

Dos siglos más tarde; en el siglo XVIII como queda dicho, el instrumento eliminaba la costumbre de comer con las manos y se normalizó en Francia, la península ibérica e Italia y llega a las Islas británicas muchísimo más tarde traído por el viajero Thomas Coyat, ya en el siglo XIX.

Ilustración 1:el “Finger Fork” o tenedor de dedo.

A pesar de que los británicos comieran con las manos mucho más tiempo que el resto de los europeos (en concreto mucho más de un siglo) es la empresa Drinkstuff fundada en 1977 en Caterham en el condado de Surrey, en Inglaterra (Reino Unido) la que comercializa el “Finger Fork” o tenedor de dedo por un precio de 1,5 libras.

Se trata de unos tenedores que en lugar de mango tienen un orifico para introducir los dedos. En Drinkstuff dicen que son perfectos para fiestas y buffets. Pero no sé yo si fiarme de quien comió con las manos casi hasta la revolución industrial, pero si ellos lo dicen…

Si nos gusta comer con los dedos, ya que no está muy bien visto y nos acusaran de ser un tanto “marranetes”, pongámonos unos de estos gadgets en los dedos y podremos comer con las manos al genuino estilo inglés, pero utilizando cubiertos. Así nuestras madres no nos darán una severa colleja por utilizar las manos.

A por los cinco sentidos. Esa parece ser la meta de algunos accesorios para dispositivos móviles que tratan de añadir a nuestros smartphones y tablets otra dimensión.

En el caso de Scentee, esa dimensión es la del olfato. Este pequeño accesorio se conecta a la toma de auriculares de nuestros smartphones Android e iOS y a partir de ahí nos permite generar aromas y expulsarlos como si fueran un nuevo tipo de notificación. Los móviles sensoriales aprovechan esos sentidos que aún no están muy accesibles desde dispositivos móviles, y este pequeño gadget que tiene un precio de 35 dólares incluye cartuchos de distintos aromas y que pueden aguantar unas 100 expulsiones. Es un dispositivo de origen japonés.

Ilustración 2: El Scentee.

La aplicación que controla el accesorio permite no solo expulsar esos aromas cada vez que nos llegue cierto mensaje o que se dé cierto evento, sino que también podremos crear un ambiente más agradable y más a nuestro gusto con expulsiones controladas que se realicen cada poco tiempo. Otra opción curiosa para los muy cafeteros: crear una alarma mañanera, y que al activarse el Scentee expulse aroma a café.

Andoni Luis Aduriz, del restaurante Mugaritz ya está desarrollando este sistema para sus menús online, que permite al usuario ver un plato en la pantalla y olerlo a distancia, mediante un sistema de cartuchos controlado desde el terminal del Scentee. Eso sí, tendrá que diseñar sus propios cartuchos para sus propios platos.

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