Cada vez tenemos una vida más cómoda y el más mínimo esfuerzo, aunque como en este caso sea girando levemente la muñeca, tendemos a evitarlo. En nuestra ayuda aparece este gadget, el rotador del cucurucho o cono de helado.
Pero antes definamos y veamos un poco de la historia del cucurucho o cono de helado. Un cucurucho o cono de helado es una pasta seca con forma cónica, hecha normalmente de barquillo, que permite tomar helado sin necesidad de un cuenco y (a veces) una cuchara. Además de con barquillo, pueden hacerse cucuruchos de helado con galleta (o gofre), pretzel y azúcar. Algunas marcas comercializan productos llamados habitualmente «tulipas» muy parecidos al cucurucho de helado tradicional, pero con una base plana, lo que permite soltarlos sin peligro de que se caigan. Existe una variante del cucurucho de helado que permite servir dos bolas una junto a la otra, en lugar de una sola. En algunos lugares se sirven cucuruchos de dos bolas una sobre la otra, lo que no requiere el uso de un barquillo con forma especial. También se encuentran cucuruchos más caros cubiertos de chocolate por fuera.
Haciendo un poco de historia, los cucuruchos comestibles fueron mencionados en libros de cocina franceses tan pronto como en 1825, cuando Julien Archambault describió un cucurucho hecho enrollando “pequeños barquillos”.
El 13 de diciembre de 1903 un neoyorquino llamado Italo Marchioni recibió la patente estadounidense n.º 746971 sobre un molde para hacer tazas de pasta para helado, habiendo afirmado que llevaba vendiendo helado en recipientes de pasta comestible desde 1896. Sin embargo, su patente no era de un cucurucho y perdió las demandas que interpuso contra fabricantes de cucuruchos por violación de patente.
Según parece los primeros cucuruchos de helado tal y como los conocemos en la actualidad se crearon en la Exposición Mundial de San Luis en 1904, pero son muchos los autores que reclaman ser los inventores en dicha feria. Entre ellos dos vendedores sirios, Ernest Hamwian y Abe Doumar, pero otros vendedores de la misma feria que afirmaron haber inventado el cucurucho son Nick y Albert Kabbaz, David Avayou, Charles y Frank Menches, y Saba Najjar. Los primeros cucuruchos se enrollaban a mano, pero en 1912 Frederick Bruckman, un inventor de Portland (Oregón), patentó una máquina para enrollar cucuruchos de helado.
La idea de vender un cucurucho de helado congelado (de forma que cucurucho y helado fueran un solo producto, almacenable en un congelador) fue un viejo sueño de los fabricantes de helado, pero no fue hasta 1928 cuando J. T. Stubby Parker de Fort Worth (Texas) creó un cucurucho de helado con estas características. En 1959, Spica, un fabricante italiano de helado con sede en Nápoles, inventó un proceso para aislar el interior del cucurucho de barquillo con una capa de aceite, azúcar y chocolate. Spica registró la marca Cornetto en 1960.
Nuestro gadget es un cono de helado motorizado de plástico donde colocar el cucurucho, y con pulsar un botón en el mango la parte superior que contiene el helado comenzará a girar a unas 25 revoluciones por minuto. Y por tanto no hay más esfuerzo que hacer que el de ir dándole a la lengua (sacándola y metiéndola) y disfrutando del helado.
Es capaz de contener 225 gramos de helado y está diseñado para que además de ser cómodo evite en la medida de lo posible que el helado se derrame. La parte superior (la cazoleta) se puede separar del mango y se puede lavar en el lavavajillas. Funciona con dos pilas AA, que se albergan en la parte inferior o mango. En caso de que la parte del mango o parte inferior se ensucie, hay que lavarla con un paño húmedo, evitando que entre agua a la batería.
El siguiente gadget también es culinario. Se trata de tenedores que realzan el sabor de los platos. Todo es posible en la cocina molecular en casa, por lo que se ve.
Se llama AromaR-Evolution y es un tenedor que engaña a tu cerebro y cambia el sabor de las comidas. Está disponible en sets de 4 tenedores y 21 aromas, además de un cuentagotas para dejar caer en el tenedor la gota del sabor que queremos que tenga, pongamos por caso, nuestro brócoli.
El tenedor consta de un orificio circular donde se inserta una grajea o pastilla efervescente de sabor neutro, en la que se deposita mediante el cuentagotas el sabor líquido que deseamos que nos proporcione nuestro tenedor. Cada vez que nos introduzcamos el tenedor en nuestra boca, con la saliva de la misma, se disuelve de forma efervescente parte de la grajea, liberando el sabor que se impregnó previamente sobre ella.
El kit completo cuesta unos 59$ y promete cambiar la vida de todas aquellas personas que detestan grupos de alimentos altamente recomendables para la salud, como el ínclito brócoli. Basta una gotita del sabor escogido para que el brócoli que yace en el tenedor sepa, por ejemplo, a algodón de azúcar. El kit dispone de sabores como cacahuete, leche, frutos secos, pescado y huevo, lo que puede constituir una buena alternativa para todas aquellas personas alérgicas a alguno de estos productos. Los sabores disponibles son, de momento, judías, vainilla, café, chocolate, plátano, lichis, fruta de la pasión, fresa, menta, albahaca, cilantro, almendra, coco, cacahuete, wasabi, jengibre, canela, pimienta negra, mantequilla, aceite de oliva, ahumado y trufa.
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