El último capítulo de esta serie de artículos dedicados a las estadísticas de la EPO en 2022, lo dedicaremos a la clasificación de los países basada en la proporción del número de solicitudes de patentes presentadas a la EPO por millón de habitantes. Es bastante curiosa de comentar la siguiente tabla:

Ilustración 1: Ranking de los 10 primeros países del mundo en nº de patentes solicitadas por millón de habitantes.

Lo primero que salta a la vista, de los diez primeros países para la ratio nº patentes/millón de habitantes de este listado, nueve son europeos. Y el discordante, Corea; es asiático.

Llama, y mucho, la atención que no aparece ninguna de las grandes potencias económicas mundiales. Ni la hegemónica Norteamérica, ni la emergente China, ni la tapada India. Tampoco aparece la agresiva economía asiática de Japón; si aparece, siendo la excepción que confirma la regla, Corea del sur.

Puede acusársenos de puro y duro eurocentrismo, que caemos en un chovinismo paneuropeo bastante casposo, cierto es. Pero son los datos en todo caso los que lo serían.

Para evitar en todo lo posible lo anterior podría darse la interpretación de que simplemente es un termómetro que está midiendo el pasado más que el futuro, y que lo que pone de relieve estos datos es que Europa fue la cuna de la revolución industrial y esto son simplemente los coletazos de aquella gesta, pero que no tendrán continuidad en el tiempo. Pudiera ser, pero yo no me inclino por esta interpretación.

El siguiente dato que asombra es que sí, son europeos; pero tampoco son las grandes potencias económicas europeas, no aparece Francia, ni Reino Unido o Italia. Salvedad hecha del ineludible portaviones económico alemán; que ese si aparece, aunque en un muy discreto sexto puesto.

Si nos fijamos con mayor detenimiento, todos son países demográficamente pequeños (salvo Alemania y Corea todos están por debajo de los 15 millones de habitantes, bueno Países bajos un poco por encima con sus 17 millones y pico de habitantes). Es más, si exceptuamos a Alemania (parece que los germanos van a desentonar aquí en todo, pero ya veremos al final que no) todos son países pequeños en extensión, de pocos kilómetros cuadrados. Sí, cierto es que Finlandia o Suecia son países muy extensos en territorio, pero muy pequeños en territorio habitable (es decir, que no sea puro paramo helado inhóspito).

Todos ellos son también democracias asentadas durante muchas décadas. Y todos con unos derechos sociales (el tan mencionado estado del bienestar) y con un PIB o cualquier otro índice de desarrollo que se tome bastante alto.

Es decir, resumiendo; son países europeos, no son las grandes potencias económicas, son pequeños en extensión y demográficamente, democracias consolidadas, con altos derechos sociales y alto índice de desarrollo.

Pero todo esto no hace que sus poblaciones sean más inteligentes o con mayor inventiva o iniciativa que las del resto del mundo; no para nada. Pero esta estabilidad social y económica, estos altos índices de desarrollo y del estado del bienestar durante muchas décadas conducen a un único punto, la educación de la población.

Sí, no son más inteligentes, ni con más inventiva o iniciativa, pero tienen una mejor educación pública, y mejor por generaciones. El estado ha invertido más y durante más tiempo su presupuesto en educación que el resto de los países. Si comparamos este listado con el de países que más y mejor invierten en educación por décadas, serán casi idénticos. Y esto incluye al despreciado por espartano y cuadriculado sistema educativo alemán o el exigente y exprimidor sistema educativo coreano. Invertir en educación es directamente proporcional al número de patentes por millón de habitantes, no hay más.

Y en todo este ranking en que posición queda España. Pues en el puesto número 25, por debajo de  Nueva Zelanda y Hong Kong y por encima de Australia (flanqueados por nuestros antípodas, según se ve). Y eso que nos superamos, el año pasado estábamos en el puesto 44, hemos escalado diecinueve posiciones de una tacada.

Aún así, no es una posición muy descollante; pero dado el paupérrimo sistema educativo español, con tantos planes de estudio como gobiernos en las últimas décadas; con una inversión pública raquítica en educación, yo diría que durante siglos, sino milenios; con una inestabilidad política y social digna de un país bananero durante todo el decimonónico siglo de los espadones (por no hablar de nuestro peculiar siglo XX, país de charanga y pandereta definido así por uno de nuestros más insignes poetas); como digo, después de todos esto podemos darnos con un canto en los dientes de no estar por debajo del puesto cincuenta o incluso si me apuran el cien. Ya sabemos el camino para subir en este ranking, más y mejor educación en un país estable económica, política y socialmente.

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