El 23 de septiembre se celebra el Día Internacional de las Lenguas de Señas, proclamado por la ONU en noviembre de 2017.

La fecha conmemora la creación de la Federación Mundial del Sordo en 1951, organización no gubernamental que hoy por hoy ostenta el carácter de órgano consultivo de las Naciones Unidas y máxima autoridad mundial para la defensa de los derechos e intereses de las personas con disfunción auditiva.

Según la Federación Mundial de Sordos, existen aproximadamente 70 millones de personas sordas en todo el mundo. Más del 80 por ciento vive en países en desarrollo y como colectivo, utilizan más de 300 diferentes lenguas de señas.

Una lengua de señas o lengua de signos es una lengua natural, es decir una variedad lingüística o forma de lenguaje humano con fines comunicativos que está dotado de una sintaxis y que obedece supuestamente a los principios de economía y optimización. Las lenguas naturales están basadas usualmente en un sistema de signos sonoros, aunque algunas pueden estar basadas en signos gestuales, como es el caso que nos ocupa.

Una lengua de señas o lengua de signos es un lenguaje de expresión y configuración gesto-espacial y percepción visual (o incluso táctil por ciertas personas con sordoceguera), gracias a la cual, las personas sordas pueden establecer un canal de comunicación con su entorno social, sea este conformado por otras personas sordas o por cualquier persona que conozca la lengua de señas empleada. Mientras que la lengua oral se basa en la comunicación a través de un canal vocal-auditivo, la lengua de señas lo hace por un canal gesto-viso-espacial.

Las lenguas de señas no son códigos mnemotécnicos para designar objetos y conceptos, son auténticas lenguas que tienen estructuras gramaticales perfectamente definidas. De hecho, existen personas, incluso oyentes, cuya lengua materna es una lengua de señas. El proceso de adquisición lingüística estudiado en niños que tienen por lengua materna una lengua de señas, sigue etapas totalmente análogas a la adquisición de las lenguas orales (balbuceo, etapa de una palabra, etc.). Además, los procesos de analogía morfológica, la elipsis, los cambios «fonológicos» o la asimilación también se dan de idéntica forma en las lenguas de señas.

La lengua de signos no son maneras de codificar un idioma (el español, el francés o el inglés) mediante signos gestuales. A veces la lengua de señas de ciertos países y la lengua oral de esos mismos países difieren gramaticalmente en muy diversos parámetros, como la posición del núcleo sintáctico o el orden sintáctico de los constituyentes. Las lenguas de señas no tienen ninguna clase de dependencia de las lenguas orales; por ejemplo, no son un deletreo de las palabras de una lengua oral mediante símbolos gestuales.

No todas las lenguas de señas son parecidas, difieren entre sí, tanto en el léxico (conjunto de señas o signos gestuales) como en la gramática, tanto como difieren entre sí las lenguas orales.

Ilustración 1:Alafabeto manual de Juan de Pablo Bonet.

En el siglo XVI Jerónimo Cardano, médico de Padua, en la Italia norteña, proclamó que las personas sordas podrían hacerse entender por combinaciones escritas de símbolos asociándolos con las cosas a que ellos se referían. En 1620 Juan de Pablo Bonet publicó su “Reducción de las letras y Arte para enseñar á hablar Mudos”,​ considerado como el primer tratado moderno de Fonética y Logopedia. En dicha publicación se proponía un método de enseñanza oral para los sordos mediante el uso de señas alfabéticas configuradas unimanualmente, consiguiendo así divulgar, en toda Europa, y después, en todo el mundo, el alfabeto manual (útil para mejorar la comunicación de los sordos y mudos).

Ya queda dicho que hay más de trescientas lenguas de señas modernas, pero las cuatro familias más importantes son:

1º.- Lenguas originadas en la antigua lengua de señas de Kent, usada durante el siglo XVII, que dio lugar a la lengua de señas usada en Martha’s Vineyard (Massachusetts), que influyó de manera importante en la lengua de señas americana (ASL).​

2º.- Lenguas originadas en la antigua lengua de señas francesa. En concreto, la antigua lengua de señas francesa se desarrolló en el área de París, gracias a los esfuerzos del abad Charles Michel de l’Épée en su escuela de sordos. En tiempos modernos esta lengua ha dado lugar a otras varias, como la lengua de señas mexicana (LSM), la moderna lengua de señas francesa (LSF), la lengua de señas italiana (LIS), la lengua de señas de Irlanda (IRSL) y las lenguas de señas ibéricas (que muestran similitudes con la antigua lengua de señas francesa, pues no en vano los educadores españoles de sordos del siglo XIX se formaron en el Instituto Nacional de Sordomudos de París), derivándose, esta, a dos lenguas diferentes con cierta inteligibilidad mutua: La lengua de señas española (LSE), la lengua de señas catalana (LSC).

3º.- Lenguas originadas en la lengua de señas británica (BSL), que se diversificó durante el siglo XIX dando lugar a la lengua de señas australiana (Auslan), la lengua de señas de Nueva Zelanda (NZSL) y la lengua de señas de Irlanda del Norte (NIRSL).

4º.- Lenguas originadas en la lengua de señas alemana (DGS), se considera que está relacionada con la lengua de señas de la Suiza alemana (DSGS), la lengua de señas austríaca (ÖGS) y probablemente la lengua de señas israelí (ISL).

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